martes, 23 de febrero de 2010

LA REACCIÓN A LA ENTRADA DE LOS REYES EN LA COPA DEL REY

En el país en el que vivimos, todo vale. Nuestra falta de patriotismo y nuestro afán de defender en progresismo de mercadillo hace que nos avergonzemos de algo imprescindible: nuestro propio país. Lamentablemente, un sector de la población vasca y catalana desea la independencia del país donde nacieron. Esto lleva a comportamientos tan vulgares, zafios y estúpidos como el ocurrido durante la Copa del Rey. Al entrar don Juan Carlos y doña Sofía en escena, el público comenzo a chillar, pitar, abuchear... a los representantes de España. Lo mismo hicieron cuando sonó el himno, que también representa a España. La hipocresía es un gran defecto, y en este país tenemos demasiada. Predicamos un progresismo de hierro y una liberalidad extrema para luego comportarnos como animales del Pleistoceno. Eso también demuestra nuestra apabullante inteligencia. Le pese a quien le pese, todos pertenecemos al mismo país, que es España. Le pese a quien le pese, ese país tiene unos representantes, que son el Rey y la Reina. Le pese a quien le pese, ese país tiene un himno representativo, y lo normal es que suene en actos importantes. Pero aquí todo vale. ¿Hasta qué punto vamos a llegar?

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